Rescate del Dr Otto Nordenskjöld por el Teniente de Navío Irizar

Tanto en Argentina como en el resto del mundo crecía la preocupación por el destino de los expedicionarios y el Gobierno nacional decidió intentar el rescate. Para ello, la Armada Argentina eligió a la ya veterana corbeta ARA “Uruguay”. El imprevisto suceso la sacaría de su modesta situación para proyectarla a la primera plana de los periódicos del mundo.

Acondicionada convenientemente y puesta al mando del Teniente de Navío Julián Irizar – hombre de mar, capaz y valiente–, la nave siguió los pasos del “Antartic” con rumbo Sur y zarpó el 8 de octubre de 1903. Cargaba en su casco de madera la esperanza de vida de los jóvenes suecos y de Sobral.

Después de tocar Ushuaia y dejar atrás los primeros témpanos, una derrota afortunada le permitió llegar prontamente a Paulette donde hallaron, primero a los náufragos del “Antartic” y éstos guiaron a la corbeta a Snow Hill, donde se encontraban los expedicionarios. Sobral pudo reconocer a lo lejos a su nave de la Escuela Naval Militar –fue sede de la misma en 1877–.

El regreso fue difícil. La corbeta ARA “Uruguay” debió soportar un tremendo temporal y sus palos se quebraron, debiendo ser cortados a hacha en medio de terribles rolidos.

Pero la “Uruguay” era un buque muy marinero y estaba bien tripulada. Irizar demostró sus condiciones de marino avezado y su gran preparación técnica; y logró llevar su herida nave hasta Santa Cruz, desde donde el telégrafo llevó el feliz mensaje a Buenos Aires… y de allí, al mundo.

El regreso

La recepción en Buenos Aires fue memorable. Centenares de personas se agolparon en el puerto, el mismo que desolado había despedido al “Antartic”. Gritando vivas a la Armada, a Irizar, a los suecos y al Alférez Sobral. La corbeta entró a la dársena el 2 de diciembre de 1903 con visibles signos de su lucha con el mar, rodeada de embarcaciones empavesadas. El desfile de honor no pudo realizarse por la enorme multitud que llevó en andas y vitoreó a los héroes de la corbeta ARA “Uruguay”, celebrando su triunfo. Triunfo del pueblo argentino en general y de la Armada Argentina en particular, que significó el reconocimiento de la Nación Argentina en el mundo.

Descripción

Tanto en Argentina como en el resto del mundo crecía la preocupación por el destino de los expedicionarios y el Gobierno nacional decidió intentar el rescate. Para ello, la Armada Argentina eligió a la ya veterana corbeta ARA “Uruguay”. El imprevisto suceso la sacaría de su modesta situación para proyectarla a la primera plana de los periódicos del mundo.

Acondicionada convenientemente y puesta al mando del Teniente de Navío Julián Irizar – hombre de mar, capaz y valiente–, la nave siguió los pasos del “Antartic” con rumbo Sur y zarpó el 8 de octubre de 1903. Cargaba en su casco de madera la esperanza de vida de los jóvenes suecos y de Sobral.

Después de tocar Ushuaia y dejar atrás los primeros témpanos, una derrota afortunada le permitió llegar prontamente a Paulette donde hallaron, primero a los náufragos del “Antartic” y éstos guiaron a la corbeta a Snow Hill, donde se encontraban los expedicionarios. Sobral pudo reconocer a lo lejos a su nave de la Escuela Naval Militar –fue sede de la misma en 1877–.

El regreso fue difícil. La corbeta ARA “Uruguay” debió soportar un tremendo temporal y sus palos se quebraron, debiendo ser cortados a hacha en medio de terribles rolidos.

Pero la “Uruguay” era un buque muy marinero y estaba bien tripulada. Irizar demostró sus condiciones de marino avezado y su gran preparación técnica; y logró llevar su herida nave hasta Santa Cruz, desde donde el telégrafo llevó el feliz mensaje a Buenos Aires… y de allí, al mundo.

El regreso

La recepción en Buenos Aires fue memorable. Centenares de personas se agolparon en el puerto, el mismo que desolado había despedido al “Antartic”. Gritando vivas a la Armada, a Irizar, a los suecos y al Alférez Sobral. La corbeta entró a la dársena el 2 de diciembre de 1903 con visibles signos de su lucha con el mar, rodeada de embarcaciones empavesadas. El desfile de honor no pudo realizarse por la enorme multitud que llevó en andas y vitoreó a los héroes de la corbeta ARA “Uruguay”, celebrando su triunfo. Triunfo del pueblo argentino en general y de la Armada Argentina en particular, que significó el reconocimiento de la Nación Argentina en el mundo.